En nombre de Julio Bocca


Julio Bocca, uno de los más grandes artistas de la danza de las últimas décadas, se quedó con la espina de no bailar en el Teatro Real. El sábado pudo pisar su escenario, aunque fuera como director artístico de una gala que ha reunido a un puñado de grandes bailarines, y se le notaba emocionado cuando salió a saludar; es mucha la vinculación del artista argentino con España. Las galas de estrellas son, ya desde su propia denominación, veladas peligrosas, porque se espera mucho de ellas y no siempre están a la altura —en unas ocasiones por los artistas, en otras por las coreografías presentadas—; el nivel del espectáculo presentado en el Real sí estuvo a la altura del cartel, con momentos verdaderamente excepcionales. Sin pretender barrer para casa, los dos artistas españoles, Tamara Rojo e Igor Yebra, fueron lo mejor de la gala. Tamara es una bailarina apabullante, en constante crecimiento y que parece no tener límite; en el paso a dos de «Don Quijote» rozó la perfección . El bilbaino, por su parte, bailó una emocionante «Muerte del cisne» lleno de calidad, lirismo y angustia.José Manuel Carreño estuvo irregular pero brindó destellos de su clase excepcional; Cecilia Figaredo bailó con sabor y buen gusto la deliciosa «Chacona» coreografiada por José Limón, un solo habitualmente interpretado por hombres y que precisa de un excepcional control que la bailarina tuvo siempre; y Marianela Núñez, acompañada por el magnífico Thiago Soares, puso finura y solidez técnica a sus intervenciones. Fue lo más destacado de una excelente gala digna del escenario donde se desarrolló —salvo por alguna de las grabaciones— y de su director artístico.


ABC, 15-IX.2009. Foto: Javier del Real

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