Arranque de temporada


Por fin tengo tiempo para volver al blog. Puedo aseguraros que llevo dos semanas sin apenas tiempo para mi. Y es que el arranque de la temporada teatral es uno de los más intensos y atractivos que recuerdo, y a ello se han sumado además varios espectáculos de danza prácticamente simultáneos. La crisis del teatro es un viejo tópico, pero este arte ha sobrevivido con una mala salud de hierro, como escribí hace unos años, y en estos tiempos -de crisis general, precisamente- presenta una lozanía que para sí querrían otras manifestaciones culturales y artísticas.
El teatro tiene la magia de la palabra, la fascinación de lo real, el hechizo de lo vivo. Cada función es diferente porque los actores, los cantantes, los bailarines que se suben día tras día al escenario respiran, dicen y sienten de forma distinta cada jornada. No se puede bajar una función teatral de internet; bueno, sí se puede, pero entonces ya es otro espectáculo que poco tiene que ver con la experiencia de sentir a unos pocos metros a un ser humano sobre el escenario. Ésa es la grandeza del teatro, lo que lo convierte en único y singular, lo que hace que el veneno fluya desde las tablas hasta el patio de butacas.
Fiesta, celebración, ritual... Algo de todo eso tiene la escena. Y Madrid -esperemos que el público responda a la oferta y llene las salas- es en este arranque de temporada una auténtica fiesta. Así que a divertirnos. Ya nos preocuparemos de la resaca otro día...
(La foto es de "El pisito", de Rafael Azcona, dirigida por Pedro Olea y protagonizada por Pepe Viyuela, Teté Delgado y Asunción Balaguer)

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