«Golfus de Roma»


El 8 de mayo de 1962 se estrenó en Nueva York «A Funny Thing Happened on the Way to the Forum» («Algo divertido sucedió en el camino del Foro»), el primer musical de Stephen Sondheim (ya había firmado las letras de «West Side Story» y «Gipsy», entre otros trabajos), uno de los grandes pilares de la renovación del género y uno de los autores más relevantes de la historia del teatro musical. 

En 1966 el director estadounidense Richard Lester, responsable de las dos incursiones en el cine de los Beatles, «Help» y «¡Qué noche la de aquel día!», dirigió la versión cinematográfica del musical, titulada en España «Golfus de Roma». La película se rodó en Madrid, porque el productor, Samuel Bronston, quiso aprovechar los decorados que se construyeron para «La caída del imperio romano». Uno de los escenarios fue la Casa de Campo (que aparece en la escena de la persecución), y precisamente allí los Veranos de la Villa presentan una nueva producción del musical, dirigida escénicamente por Jesús Castejón y musicalmente por Bruno Tambascio.

Titulada como el filme, «Golfus de Roma», el musical es una divertida e ingeniosa comedia de tintes vovevilescos y situada en el Imperio romano; gira en torno a Pseudolus, un despierto esclavo que parece escapado de las novelas picarescas españolas y que para conseguir su libertad teje un enmarañado enredo. Le acompañan una delirante galería de personajes a medio camino entre la caricatura y el estereotipo, como Hysterius, el jefe de esclavos; Eros, el bobalicón amo de Pseudolus, o Erronius, el anciano que ha recorrido el mundo en busca de sus hijos secuestrados. 

Musicalmente, Sondheim todavía no había tomado mando en plaza, y es una pieza con números (salvo el espléndido arranque, el célebre «Comedy tonight», y «Everybody Ought To Have A Maid») que no pasan la barrera de la corrección, pero que tienen personalidad y están perfectamente engarzados en la acción.

Jesús Castejón, que echó los dientes entre partituras y libretos de zarzuelas, conoce perfectamente el ritmo y la respiración de la comedia musical; y lo que es tan importante, sus códigos y sus convenciones. El resultado es un espectáculo ágil, simpático y ligero, con las situaciones hábilmente resueltas (con la excepción de la mejorable persecución final) y que explota su comicidad sin caer (que sería muy fácil) en la vulgaridad. Cuenta con la colaboración de las inteligentes coreografías de su hermana, Nuria Castejón, y de la sabia batuta de Bruno Tambascio.

Agrada ver que en España ya se pueden conformar para las comedias musicales repartos equilibrados, en los que tanto la parte actoral como la musical están correctamente servidos. Este «Golfus de Roma» es un buen ejemplo de ello, y en líneas generales los intérpretes se defienden con igual destreza en las dos facetas. Destacan Rafa Castejón, que ofrece un Pseudolus más contenido de lo que es habitual en este papel, muy dado al histrionismo; Jorge Usón, brillante caricato; Juan Carlos Martín, sobresaliente Licus; y Juan Messeguer, un Senex muy divertido.

Programada para apenas diez días, desconozco si la producción termina su vida en estas representaciones. Si es así, sería una lástima, porque esfuerzos como éste (es un montaje relativamente «modesto» para el género) merecen un recorrido mayor, sobre todo por el cariño y la calidad con que está hecho.    

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