«Nine», en el teatro Alfil

 

¿«Nine» en el teatro Alfil? Cuando leí el anuncio, no podía creérmelo. El escenario del Alfil -también su aforo- no es, por tamaño ni posibilidades, el lugar más adecuado para una función como «Nine», un musical que requiere, como poco, un nutrido elenco: en su última reposición en Broadway, protagonizada por Antonio Banderas, había dieciocho intérpretes sobre el escenario. Tras ver la función, no hay más que aplaudir -ovacionar- el esfuerzo, el empeño y el trabajo de todos los que han participado en este proyecto, empezando por Federico Barrios, que tenía la ilusión de montar y protagonizar «Nine» clavada en el corazón y no ha parado hasta hacerla realidad.

Confío en que las dos funciones programadas en el Alfil no sean sino una inversión de futuro, una suerte de «workshop» que conduzca a empeños mayores. Porque es un esfuerzo demasiado grande como para que se quede solo en eso, en un esfuerzo de apenas dos noches (el lunes próximo será la segunda y última función en el Alfil); y porque en el proyecto se ha involucrado varios importantes intérpretes de nuestro teatro musical, como Marcela Paoli, Àngels Jiménez, Silvia Álvarez o Patricia Clark.

«Nine» se estrenó en mayo de 1882. Fue el primer trabajo en Broadway del compositor Maury Yeston, que después firmaría títulos como «Gran hotel» o «Titanic». Está basado en la película de Federico Fellini «8 1/2» , y cuenta las desventuras de Guido Contini, un afamado director de cine, agobiado por las mujeres que le rodean y por la falta de inspiración para escribir el guión de su próxima película. Inédito en España, hemos conocido aquí el musical gracias a la película que protagonizó Daniel Day Lewis, y por la participación de Antonio Banderas en la reposición de la obra en Broadway. Sí se vio, hace años, en Argentina, de donde es oriúndo Federico Barrios, coreógrafo de espectáculos como «Hoy no me puedo levantar» o «Más de cien mentiras».

En el aspecto artístico, luces y sombras. No es sencillo el escenario del Alfil, y menos para una función como ésta, que requiere de una respiración que el espacio no le permite. Federico Barrios, que encarna a Guido Contini y además dirige el espectáculo, sale simplemente airoso del reto, pero está muy lejos de darle a su personaje la entidad (canora y actoral) que requiere. Hay irregularidad en el nivel las diez mujeres que le rodean, donde destacan la veteranía y jerarquía como intérpretes de Àngels Jiménez, Patricia Clark y Marcela Paoli; la elegancia y temple de Silvia Álvarez, la ambivalencia de Inma Mira -que acompaña al violín alguna de las piezas- y el erotismo de Tania García.

Insisto: ojalá estas dos funciones hayan sido el parto de la función, y ésta pueda crecer y presentarse en las condiciones que los propios intérpretes y el público se merecen.

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