Ruedas de prensa

No es el teatro un arte que levante pasiones en los medios de comunicación. Todo lo contrario, podéis imaginaros lo que cuesta encontrarle aparcamiento en las páginas de los periódicos y, más aun, en los programas de radio y televisión. Por contra, eso permite evitar las ruedas de prensa multitudinarias. Ayer me tocó cubrir una, la de la película Lope, en la que volví a encontrarme con dos de las situaciones más irritantes (me consta que no sólo me ocurre a mí) de este tipo de convocatorias.
La primera, la irrupción de algún programa de televisión que utiliza las ruedas de prensa como escenario de su show particular. No tengo nada en contra de que estos espacios desprecien la información y hagan espectáculo. Están en su derecho y seguro que les va mucho mejor. Pero no entiendo por qué el resto de los periodistas tenemos que perder nuestro tiempo siendo comparsas de estos programas. Que si tengo un regalo para ti, que si me puedes dar un beso para dar envidia a mis compañeras de redacción.... Amén de una letanía de preguntas presuntamente ingeniosas que, en el mejor de los casos, provocan una sonrisa nerviosa en sus víctimas. Hace unos años, una reportera del Tomate interrumpió a sus compañeros para hacer una pregunta impertinente y grosera (es decir, que ni venía a cuento ni era educada) a Concha Velasco en la presentación en La Latina de Filomena Marturano. No contenta con ello, hizo su entradilla mientras paseaba por entre el patio de butacas mientras el resto de periodistas la mirábamos atónitos. Tres o cuatro de nosotros nos levantamos indignados. Ayer, en la presentación de Lope, una reportera de Sé lo que hicistéis lanzó sus presuntos dardos sobre los actores. Leonor Watling –¡Gracias!– respondió a una de ellas: "Me gustaría saber cuánto cobra el guionista que ha escrito esa pregunta". Los responsables de prensa reaccionaron y le quitaron el turno a la reportera. Es una falta de respeto apropiarse así del escaso tiempo que tienen muchos medios para poder realizar su trabajo, y los gabinetes de comunicación deberían tenerlo en cuenta a la hora de acreditar a determinados (y conocidos) programas. Si quieren que yo forme parte de su show, que me paguen.
Y a continuación, otra de las lacras, la de los compañeros que no preguntan, sino que opinan. Ayer volvió a suceder. "Hola, en primer lugar, enhorabuena por la película, porque de verdad me ha gustado mucho", dijo un compañero. "Y a mí, ¿qué me importa tu opinión?", pensé yo. "Haz una pregunta y opina en tu medio de comunicación; quien esté interesado ya te leerá, te verá o te oirá ahí. Pero en una rueda de prensa se está para preguntar". Y punto.

En la imagen, el Follonero, de la Sexta, en la presentación de Lope en el Festival de Málaga

Comentarios

  1. Totalmente de acuerdo contigo. Aunque si soy sincera miro con más generosidad al que sin pontificar -esos sí que no los soporto- dice cuánto le ha gustado la obra en cuestión cuando notas que lo único que busca es congraciarse con el interpelado y salir vivo de la pregunta (que me reconocerás que támbién hay interpelados con muy mala baba que disfrutan humillando al pardillo). Al modelo voy a reventarte la rueda de prensa y así mi madre me ve en los programas de zapping no les dejaría entrar jamás. Pero sin debatir. No pasas y punto. Pero,claro, hace falta valor. Y a ver quién es el guapo que se significa el primero...

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  2. Cierto, Laura, los hay que simplemente se sienten con la necesidad de decir que les ha gustado mucho. A los que yo no soporto es a los que creen que tienen la obligación de contarnos cuánto saben (o cuánto creen ellos que saben) y que piensan que los demás estamos deseando saber cuál es su opinión.

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