José Luis López Vázquez


La muerte de José Luis López Vázquez me ha pillado en Tenerife, donde se ha celebrado el II Foro Estatal de la Danza y se ha aprobado el Plan General de la Danza, de los que ya hablaré. Tuve la suerte de conocerle. Le había saludado en alguna ocasión, siempre en compañía de Enrique Cornejo, que le profesaba, me consta, un gran cariño; pero no había tenido ocasión de hablar con él. Hace unos años, cuando se iba a estrenar la reposición de "Cena para dos" en el teatro Muñoz Seca, José Antonio Zarzalejos, entonces director del periódico, me encargó que entrevistara a López Vázquez, protagonista de la función.
Me hacía mucha ilusión hablar con uno de esos personajes a los que has admirado siempre y que forma parte de tu álbum de recuerdos ("¡Padrino Búfalo!"). Pero también sentía nervios... Hay personajes ante los que temo no estar a la altura, y éste era uno de ellos. ¡Hay, además, tanto de lo que hablar!
Hicimos la entrevista en un inhóspito despacho del teatro Muñoz Seca. Estuvo educado y cordial, pero la conversación no fue sencilla porque no escuchaba bien y además se sentía incómodo en aquel lugar, donde apenas había una mesa de despacho destartalada, un par de sillas y materiales varios acumulados en el suelo. Se le notaba también cansado, y eso me hizo retraerme y no querer alargar la conversación.
Encontré a un actor desencantado, que añoraba tiempos pasados: "No me siento a gusto con el cine que se hace ahora. Se dicen cosas atroces porque la vida es atroz. No hay un buen cine de humor, de evasión. Pero no sólo aquí, ocurre en todas partes. ¿Dónde están esas estrellas que todos admirábamos? ¿Quién ha sustituido a Greta Garbo, a Katherine Hepburn? Aunque todo es reflejo de lo que hay fuera; todo transcurre así porque así transcurre la sociedad".
No le gustaba, me dijo, el cine español; me habló de "Te doy mis ojos", de Iciar Bollaín, que acababa de ver unos días antes. "Sí, es bonita, interesante, profunda... Reconozco sus muchos valores, pero yo no la veo con devoción. Lo he pasado mal. En ella, como en otras, se recoge un caos, la desdicha de la gente. No se ve felicidad. Puede que la remembranza y el recuerdo agiganten la imagen que tengo yo del cine de otros tiempos, pero yo antes lo pasaba muy bien".

Comentarios

  1. Maese Julio, estupendo post. Fíjate que yo también estuve revolviendo en mis archivos y "ancestros" (me encanta esa palabra desde que la escuché cuando pisé la sección de Espectáculos allá por el verano del 96) para descubrir una entrevista que le hice por teléfono (sí, se le notaba algo "teniente") hace tres años con motivo de una peli malilla llamada "Cuba libre" donde hacía de kamikaze republicano y anarquista, algo que le hacía gracia. "Un desmadre muy divertido donde me han tratado como un capitán general", me contaba animado. También me aseguró que nunca veía sus películas por televisión (cosa complicada porque no paran de emitirlas), que de vanidad cero ("¿mito yo? Quite joven, quite"), que de su etapa con Saura o Armiñán guarda un gran recuerdo ("algunos se sorprendieron de verme de esa guisa pero lo hecho, hecho está"), que podía haber aprendido inglés para quedarse en Hollywood cuando rodó con Cukor ("mejor ser cabeza de ratón que cola de león, y ahora Banderas lo está bordando") y lanzó una risotada cuando le lancé la última pregunta:
    "-¿Y qué quiere ser de mayor?
    -Esa sí que es buena. Pues vivir como me dejen, dosificar la energía y sortear dificultades".

    Una leyenda, un clásico... Aunque tuviera fama de tacaño, durante ese ratillo se portó muy generosamente conmigo.
    Abrazos, compañero.

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  2. Estupendos recuerdos, qué grande puede ser nuestra profesión. A mí también me dijo que podía haber ido a Hollywood y lo de la cabeza de ratón, etcétera. Se ve que lo tenía asumido.
    Gracias por leerme, amigo.
    Un abrazo

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