Por el placer de volver a verlos

Hace aproximadamente tres años, en plena gira de ese fenómeno teatral titulado «Hoy, «El diario de Adán y Eva», de Mark Twain», Miguel Ángel Solá sufrió un grave accidente que le obligó a dejar las tablas. El viernes, en el escenario del avilesino teatro Palacio Valdés, al concluir el estreno de su nuevo proyecto teatral, «Por el placer de volver a verla», aplaudía feliz como un niño mientras miraba entre agradecido, admirado y enamorado a Blanca Oteyza, su mujer además de su compañera de escenario. El público de Avilés había roto en aplausos ahogando prácticamente las frases finales de la función, y Antonio Ripoll, director del teatro, auguraba: «esto va a funcionar, estoy seguro. El público de aquí no suele tener una reacción tan calurosa como ésta».
Y eso que la representación había dado un tropezón cuando, apenas transcurridos un par de minutos, un espectador gritó con agresividad desde las alturas: «¡Arriba no se oye!» Solo en escena, Miguel Ángel Solá quedó perplejo unos instantes, pero enseguida se repuso. «Tardé después en volver a entrar -confesaba luego el actor-, pero ella -y señalaba orgulloso a Blanca Oteyza- ha sido una fiera; ella ha sacado adelante la función».
Entre el grito inicial y las ovaciones finales, el público respondió a la comedia de Michel Tremblay con risas, sonrisas, sollozos, hipidos e incluso alguna furtiva lágrima. El autor canadiense quiso con este texto de tintes autobiográficos rendir homenaje a su madre, que murió prematuramente de cáncer unos años antes de que Tremblay lograra sus primeros éxitos como dramaturgo. Se estrenó en el Théâtre du Rideau Vert de Quebec (Canadá) en agosto de 1998, con críticas unánimemente entusiastas. En la obra, un dramaturgo -el propio Tremblay- invoca la memoria de su madre, Nana, y el espectador asiste a varias conversaciones entre madre e hijo a lo largo de los años: regañinas, charlas sobre teatro o literatura, exagerados relatos familiares... Son trazos llenos de ternura, de humor, de mimo, de cariño, de melaza, de amor, que dibujan un lienzo acariciador en el que ella es un arrollador torrente de simpatía y exageración y él un hombre que pasa de la infancia a la madurez marcado por esa especialísima relación.
«Por el placer de volver a verla» es consecuencia directa del éxito que Blanca Oteyza y Miguel Ángel Solá -junto con el director Manuel González Gil, que repite también en esta nueva aventura- obtuvieron con «Hoy, el diario...», que han representado en Argentina y España durante una década. «Es el teatro que queremos hacer -explicaban los dos actores tras la representación, con el rostro al tiempo cansado y satisfecho-: hay quien nos dice que ésta es una obra sin conflicto, pero no lo necesita. Es un texto profundo, que llega directo al corazón, que nos habla del ser humano y de su bondad, de sentimientos. Es un teatro que hace bien».
Tras su estreno en Avilés, Solá y Oteyza actuarán hoy en Logroño, y después emprenderán una gira que, de momento, desembocará en Madrid el próximo enero.

(ABC, 11-X-2009)

Comentarios

  1. Ayer vi esta función y hoy vuelvo al teatro Por el placer de volver a verla y volver a verles otra vez.

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  2. ¡Qué alegría que esta maravilla vuelva a visitarnos a Madrid!
    La vi dos veces cuando estuvieron en el Amaya y soñaba con poder ir con mi madre. Ahora ella puede acompañarme.
    Soy espectadora empedernida de teatro, pero llevaba años sin sentirme tan agradecida.
    Derroche de talento, de belleza y de ternura.
    Enhorabuena por esta obra de arte

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