Carmen Machi y Juicio a una zorra

No suelo escribir más de una entrada en el mismo día, pero no quiero que se me quede en el tintero el comentario sobre Carmen Machi y su Juicio a una zorra (escrito y dirigido por Miguel del Arco); estará en La Abadía únicamente hasta el día 20, y os aconsejo que si podéis no os lo perdáis.
Mi primer contacto con Carmen Machi fue la llamada telefónica que le hice hace unos tres años para comunicarle que había ganado el premio ABC de teatro (el primero, y confío que no el último, que se concedía), por su trabajo en La tortuga de Darwin. Al medio minuto de conversación se había creado ya una corriente de simpatía mutua que se mantiene intacta a día de hoy. Tuve la sensación, y me ocurre muy pocas veces, de que nos conocíamos de toda la vida. La entrevisté unos días después, en la misma Abadía, y nos hemos encontrado varias veces desde entonces.
Carmen es una mujer que irradia simpatía, bondad. Quienes han trabajado con ella hablan de una profesional de primera categoría, de una compañera de generosidad extraordinaria. Quienes hemos compartido siquiera unos minutos con ella sabemos de su inteligencia, su claridad, su atención, su sinceridad... Y quienes hemos podido verla sobre el escenario nos hemos encontrado con una actriz aspiradora, capaz de llegar a los más escondidos recovecos de sus personajes, para después convertirlos en parte de sí misma. Toda la naturalidad que desprende la tienen también sus interpretaciones. Probablemente le ha costado mucho despegarse de ese devorador personaje de Aida, y sé de más de uno que la ha mirado con recelo en los carteles de los teatros. Pero Carmen Machi ha sabido, gracias a su talento, su empeño y su enorme capacidad de trabajo, ser Carmen Machi y sus circunstancias (o sea, sus personajes).
En este precioso y difícil monólogo hecho a medida por Miguel del Arco, y que estaba previsto que se viera únicamente en el pasado festival de Mérida (afortunadamente va a viajar por toda España), Carmen Machi se vuelve Helena de Troya; una mujer que reivindica el olvido, que toma la palabra para contar la historia desde su punto de vista, para defender su comportamiento, para negar los cargos que se le han imputado a lo largo de los siglos... Para repetir que su único pecado fue amar. 
Y Carmen Machi, o Helena de Troya, convierten la función en una catarata de sensaciones, de hechos, de palabras, de nombres; en un espectáculo magnético, que se abraza al espectador desde el primer minuto; un espectáculo hermoso, lleno de pulso (no pude evitar el recuerdo de Purgatorio y comparar sus diferentes ritmos y tensiones), trágico, divertido, profundo y, sobre todo, emocionante. Y con una actriz ante la que hay que quitarse el sombrero.

Comentarios

  1. Me alegro un montón de que vaya a hacer gira. Espero que pase cerca de mi ciudad, si lo hace, prometo no perdérmela.

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  2. Impresionante. Me ha dejado completamente maravillada.

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