Los premios del Teatro Musical
En primer lugar, gracias a todos porque el blog ha superado las 30.000 visitas. Me siento feliz, honrado y agradecido a todos los que pasais a visitarme en esta butaca con vistas en la que intento que os sintais cómodos.
El lunes se celebró la quinta edición de los premios del Teatro Musical, los galardones que premian los mejores trabajos en un género que cada vez tiene una mayor presencia en las carteleras españolas y, fundamentalmente, en las de Madrid y Barcelona. He escuchado muchos comentarios en diversos sentidos acerca de la gala y de los propios premios, donde han triunfado producciones como «Los miserables», «Avenue Q» y, en la categoría infantil, «Geronimo Stilton». Y es que nunca llueve a gusto de todos. Pero eso es harina de otro costal.
Los premios han cumplido cinco años, y su presencia e importancia es creciente, pero creo que es momento de dar un paso adelante para que se consoliden definitivamente y adquieran el carácter que merece la gran familia del teatro musical (sobre todo pensando que los Max no la tienen casi nunca en cuenta). Y al hablar de paso adelante no me refiero a los organizadores de los premios, porque me consta y sé perfectamente el esfuerzo y el empeño de Sonia Dorado y Raúl Ibai, que sacan tiempo de donde no existe para lograr que la gala de entrega de los galardones tenga la dignidad y la calidad imprescindibles. Pedirles más sería una crueldad, y los resultados obtenidos son más que notables. Me refiero, especialmente, a las productoras que, con mayores o menores medios, ponen en pie los montajes de los diversos musicales; ellas son las primeras a las que beneficia estos premios y a las que más les interesa que tengan cada día mayor brillo, mayor presencia y, naturalmente, mayor repercusión. También a aquellos profesionales (ya hay varios que lo hacen) cuya presencia mediática puede otorgar una mayor visibilidad a la gala.
Los premios del Teatro Musical no pueden seguir siendo unos premios familiares; sí deben conservar ese espíritu, pero las decenas de profesionales que se dedican a este género o que transitan por él (ya sabéis que yo no creo que haya actores de musical; simplemente hay actores que, además, pueden cantar y bailar, y que son mejores o peores) merecen unos premios a la altura de las producciones que interpretan. Para ello, lo dije ya el año pasado, hay que estudiar los sistemas de votaciones (no creo en la "democracia" de internet), hay que trabajar en la elaboración de las candidaturas, hay que mejorar la organización y hay que exigir una mayor implicación y un mayor interés a quienes tienen mucho que aportar. Todos los que amamos el teatro musical y, de alguna manera, "intervenimos" en él, tenemos una responsabilidad; ha costado mucho lograr que los musicales sean una presencia habitual en la cartelera, y mucho también que cada vez más empresas y espectadores crean en el género, y es hora de que se dé un salto cualitativo a través de estos premios.
El lunes se celebró la quinta edición de los premios del Teatro Musical, los galardones que premian los mejores trabajos en un género que cada vez tiene una mayor presencia en las carteleras españolas y, fundamentalmente, en las de Madrid y Barcelona. He escuchado muchos comentarios en diversos sentidos acerca de la gala y de los propios premios, donde han triunfado producciones como «Los miserables», «Avenue Q» y, en la categoría infantil, «Geronimo Stilton». Y es que nunca llueve a gusto de todos. Pero eso es harina de otro costal.
Los premios han cumplido cinco años, y su presencia e importancia es creciente, pero creo que es momento de dar un paso adelante para que se consoliden definitivamente y adquieran el carácter que merece la gran familia del teatro musical (sobre todo pensando que los Max no la tienen casi nunca en cuenta). Y al hablar de paso adelante no me refiero a los organizadores de los premios, porque me consta y sé perfectamente el esfuerzo y el empeño de Sonia Dorado y Raúl Ibai, que sacan tiempo de donde no existe para lograr que la gala de entrega de los galardones tenga la dignidad y la calidad imprescindibles. Pedirles más sería una crueldad, y los resultados obtenidos son más que notables. Me refiero, especialmente, a las productoras que, con mayores o menores medios, ponen en pie los montajes de los diversos musicales; ellas son las primeras a las que beneficia estos premios y a las que más les interesa que tengan cada día mayor brillo, mayor presencia y, naturalmente, mayor repercusión. También a aquellos profesionales (ya hay varios que lo hacen) cuya presencia mediática puede otorgar una mayor visibilidad a la gala.
Los premios del Teatro Musical no pueden seguir siendo unos premios familiares; sí deben conservar ese espíritu, pero las decenas de profesionales que se dedican a este género o que transitan por él (ya sabéis que yo no creo que haya actores de musical; simplemente hay actores que, además, pueden cantar y bailar, y que son mejores o peores) merecen unos premios a la altura de las producciones que interpretan. Para ello, lo dije ya el año pasado, hay que estudiar los sistemas de votaciones (no creo en la "democracia" de internet), hay que trabajar en la elaboración de las candidaturas, hay que mejorar la organización y hay que exigir una mayor implicación y un mayor interés a quienes tienen mucho que aportar. Todos los que amamos el teatro musical y, de alguna manera, "intervenimos" en él, tenemos una responsabilidad; ha costado mucho lograr que los musicales sean una presencia habitual en la cartelera, y mucho también que cada vez más empresas y espectadores crean en el género, y es hora de que se dé un salto cualitativo a través de estos premios.
Totalmente de acuerdo !
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