Blanca Portillo y La vida es sueño

Dentro de un tiempo, podré presumir de que yo vi a Blanca Portillo interpretando a Segismundo en «La vida es sueño», de Calderón de la Barca; el suyo es, sin duda, uno de las más prodigiosos trabajos que yo he visto sobre un escenario. Tras verla en obras como «La hija del aire», «Hamlet» o «Medea» creí que ya no la podría admirar más. Pero su encarnación de Segismundo lo ha conseguido.

No creo que ninguna actriz haya afrontado retos tan comprometidoscomo interpretar a Hamlet y a Segismundo. A su complejidad como personajes -dos de los más grandes de la historia de la literatura dramática- se suma el hecho de que -obviamente- sean masculinos. En «Hamlet» Tomaz Pandur planteaba un personaje indefinido y justificaba la elección de Blanca porque su Hamlet era por encima de todo un ser humano. En este montaje, que firma Helena Pimenta, no se rehúye la masculinidad del personaje. Como el valor en la mili, se le supone. Pero Blanca Portillo no «hace» de hombre, no fuerza su voz (sí la trabaja) ni lo intenta con los gestos. Es su actitud, la sutileza de su movimiento y sus palabras, la que le otorgan credibilidad. Tanto como la profundidad de su dicción, el eco grave y dramático con que tiñe cada monólogo y parlamento, el furor de su mirada acerada y el vigor de sus acciones. Blanca no es un hombre, ni falta que lo hace, pero su Segismundo sí lo es, y un hombre que conmueve, que asusta, que impresiona.

Sobre una versión impecable de Juan Mayorga -¡qué bueno es!-, cuyo trabajo, más que de adaptador, es de restaurador, Helena Pimenta firma un espectáculo impecable. El suyo es un montaje casi desnudo, donde sonidos e imágenes contribuyen a subrayar el texto, donde todos los elementos van a favor de obra y conforman un trabajo lleno de magnetismo y electricidad.

La tienen también las interpretaciones, brillantes y equilibradas; me gustaron especialmente Marta Poveda, conmovedora, doliente y furiosa al tiempo; Joaquín Notario, majestuoso; Enrique Sansegundo, lleno de humanidad; y el gracioso David Lorente.

Y crece mi deuda con vosotros. Además de lo que os debo, hablaré de Susan Egan y de «Sonrisas y lágrimas». Espero cumplir lo antes posible. 

Comentarios

Entradas populares