Más Nacho Duato

Me había prometido a mí mismo no volver a hablar sobre la marcha de Nacho Duato, pero he visto a través de internet la entrevista que le hicieron en Informe Semanal, en TVE, y me resulta imposible morderme la lengua. Nacho Duato es un extraordinario artista, uno de los más grandes coreógrafos de la danza contemporánea internacional; ha llevado a la Compañía Nacional de Danza (moldeada a su imagen y semejanza) a grandes niveles de excelencia, ha conseguido que esté presente en importantes teatros de todo el mundo y la ha situado entre los principales conjuntos internacionales. En la CND ha dejado una huella imborrable y ha firmado coreografías de altísima calidad.
Dicho esto -llevo veinte años diciéndolo, pero como parece que la memoria de algunos, incluido el propio Nacho, es selectiva, lo repito-, hay que recordar que en 1990, año en que Duato volvió a nuestro país y asumió la dirección de la compañía, ya había danza en España. No hay, por tanto, que agradecerle que la creara. Y desde 1990, son muchos los que como él -con muchos menos medios que él- han seguido trabajando para aportar su talento -mayor o menor- a la danza en este país. Coreógrafos, bailarines, maestros, programadores, incluso los críticos y los informadores, hemos tratado de que sobre los escenarios hubiera cada vez más y mejor danza. Que su imagen y su trabajo han supuesto un impulso decisivo, qué duda cabe. Pero insisto, con un presupuesto público, sin arriesgar lo que otros, sin que nadie le coartara su libertad creadora, y con una compañía a su entera disposición.
Hablaba Nacho en la entrevista de "sus bailarines"; de que algunos han venido a España para trabajar con él, que se han establecido aquí y han formado familias, y que ahora están en una situación de inestabilidad. Es loable que se preocupe de ellos, pero yo conozco a algunos bailarines que le hubieran agradecido la misma atención y la misma consideración hacia ellos cuando llegó a Madrid en 1990.
Dice también -y aquí me siento especialmente aludido, porque ha sido mi principal reproche hacia el trabajo de Nacho Duato- que es una tontería hablar de que ha convertido a la CND en una compañía de autor. "¿Qué quieren que haga -pregunta-, los ballets malos y que no hablen de mí? ¿Que me ponga una bolsa de plástico en la cabeza para que no se me vea en las entrevistas? ¿Que sea un coreógrafo invisible?". No, no se trata de eso. Se trata de que en veinte años no ha dado paso más que a dos o tres coreógrafos españoles, se trata de que el cincuenta por ciento del repertorio de la CND lleva su firma (coreografías que él mismo se encargaba y que él mismo cobraba, claro). Se trata de que, efectivamente, ha creado una compañía de autor con dinero público. Y a mí no me parece una tontería.
No va a volver a España, asegura, porque está harto de sentir desprecio y de tratar con ignorantes; imagino que son los mismos ignorantes que le han apoyado durante los veinte años en que ha estado en España y que ahora no le regalan el halago. No va a volver, dice, pero matiza que si le ofrecen una compañía con teatro y con orquesta y donde pueda desarrollar su personalidad, sí está dispuesto a hacerlo. ¿En qué quedamos?
Que se va un excelente artista está claro; lo saben incluso en ese ministerio donde dice Duato que tiene que explicar quién es. Ahí lo conocen perfectamente, y me consta que callan mucho, muchísimo sobre él. Pero la marcha de Duato no significa echar por tierra ni su trabajo (aunque sus coreografías se las lleva consigo) ni la evolución de la danza en nuestro país en estos últimos veinte años. El mundo del baile le debe mucho, pero no le debe la vida. Hay vida más allá de Nacho Duato. Hay danza más allá de Nacho Duato.
A todo esto, ha hecho estas declaraciones en Rusia; en las últimas actuaciones de la CND en la Zarzuela no tuvo Duato la valentía de enfrentarse a la prensa. ¿Por qué? ¿Quizás porque ya conocemos sus argumentos y no hubiera podido hablar con la impunidad con que lo ha hecho allí? ¿Quizás porque su actitud victimista ya no cuela?
En cualquier caso, mucha suerte, Nacho. Te la deseo de todo corazón...