El enfermo imaginario

«El teatro propone al espectador un juego, una convención. Desde que se levanta el telón -la cuarta pared-, el espectador asiste al juego de modo pasivo, hasta que llega su momento de aprobar o rechazar lo que se le plantea. Asiste al juego ideado por el autor y transmitido por los intérpretes. Para que el espectáculo resulte perfecto, el espectador ha de sentirse dentro de la acción, ligado a ella, prendido por la emoción o por la risa, identificado o presente, aunque sin voz, en el conflicto. Parte, en una palabra». Esto escribió el dramaturgo José López Rubio en un artículo rescatado por su estudioso José María Torrijos y publicado en 1953 en el diario «Informaciones».
No puede ser más certera esta explicación del hecho teatral, y en ella está la razón de la supervivencia de un arte, el de Talía, que resiste en pie, con su eterna mala salud de hierro -un enfermo imaginario, al fin-, y sin hacer caso de los muchos agoreros que a lo largo de los años han firmado su certificado de defunción antes de tiempo.
Madrid vivió ayer la Noche de los Teatros, una jornada que trata de recuperar ese significado de juego que tiene el teatro, que quiere abrazar a los espectadores y acercarlos a los escenarios, que busca avivar en las calles el fuego de un arte que no es -no ha de ser- sino el reflejo de esas mismas calles y de lo que en ellas sucede.
El teatro sigue vivo porque es, precisamente, un arte vivo, donde cada representación es diferente, donde las emociones -de la carcajada al llanto- son contagiosas. El teatro -de texto, musical, danza, ópera- no se puede bajar de internet, pero sus usuarios -los espectadores- sí corren el riesgo de contaminarse con un virus que, a diferencia de los informáticos, no daña el sistema, sino que lo beneficia.
No es buen teatro aquel que deja indiferente; no es buen teatro aquel que no revuelve, que no divierte, que no emociona, que no envuelve, que no juega... «El teatro -lo escribió López Rubio-, como nació en los tiempos, nace todos los días en la ficción de los juegos infantiles».
ABC, 28-III-2010
Foto: Ángel de Antonio

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